¿HAS IDENTIFICADO ADICCIONES QUE TE GUSTARÍA ELIMINAR DE TU VIDA Y NO SABES CÓMO? En este artículo abordaremos las más comunes, sus principales rasgos y efectos nocivos, y trataremos de aportar algunos trucos o estrategias para afrontarlas y eliminarlas de tu día a día.
Tabla de Contenidos
¿QUÉ ES UNA ADICCIÓN?
Las adicciones son todas aquellas actitudes que generan dependencia hacia sustancias, conductas o personas. Para que algo sea considerado una adicción debería cumplir estos 3 requisitos:
- Deseo o preocupación por obtenerla,
- Cierta pérdida de control en su uso,
- Efectos negativos en el ámbito físico, psicológico, social o financiero.
En esta entrada nos centraremos en varias de las adicciones más habituales que nos afectan en nuestra vida diaria, tales como el alcohol, la comida, las redes sociales o el porno. No pretende ser una guía exhaustiva de cada una de ellas, pero sí contribuir a identificarlas, dar los primeros pasos y aportar una serie de herramientas para afrontarlas.
EL ALCOHOL
La adicción
El alcohol es una sustancia que se puede consumir con moderación y disfrutar de ella, sin que genere unas consecuencias negativas reseñables.
El problema de las sustancias adictivas es que se hace difícil controlar su consumo. Peor aun, cuando estamos tranquilos y relajados es fácil tomarse una copita de vino y disfrutar de ella CONSCIENTEMENTE. Sin embargo, en momentos de estrés nuestra corteza prefrontal se desactiva y esa sustancia pasa a ser nuestra vía de escape.

El alcohol es utilizado a día de hoy como un fuerte desinhibidor, elimina nuestros miedos y nos da sensación de euforia y valentía. Muchos hombres hemos asociado salir por la noche «a ligar» con emborracharnos, pues dejamos de sentir miedo por ese instante para lanzarnos a hablar con esa persona que nos interesa.
El problema es que se pierde el control, y dejamos de saber lo que estamos haciendo a medida que el nivel de alcohol ingerido aumenta. Y lo peor es que, como todo hábito, empezamos a asociar un contexto a una conducta: socializar y pasárselo bien con emborracharse.
A mi me costó un tiempo darme cuenta, hasta que eres consciente de que sólo puedes hablar con una mujer y ser divertido si estás borracho o «con el puntillo», y esa no es una situación deseable.
¿Cómo eliminarla?
Lo primero es evaluar si tenemos un problema real con el alcohol o tan sólo es un instrumento que usamos para afrontar situaciones que nos dan miedo.
En el primer caso, pide ayuda a amigos, familiares y personas cercanas que te acompañen en el proceso de afrontar esa adicción. Tiene solución.
En el segundo, ir disminuyendo su consumo gradualmente e incluso, si te ves preparado, tomar bebidas sin alcohol. Una cosa que me ha ocurrido, es que ahora me gusta más la cerveza 0,0% que la que lleva alcohol, pues esta última me sabe demasiado fuerte y amarga.
Por otro lado, trabajar en la comprensión de que tu valía no está asociada a esa persona en la que te conviertes cuando bebes. Aquí es necesario un proceso de autoconocimiento, de descubrir tus cualidades y también tus defectos. Potenciar los primeros y trabajar los segundos.
Cuando salgas a un bar o una discoteca, prueba a no beber, y si ves a alguien que te parezca interesante, prueba a dar ese paso y entablar una conversación. Si no funciona no pasa nada, tu valor no disminuye en absoluto, más bien lo contrario, pues has tenido el coraje de manera natural para afrontar tus miedos.
Y así, poco a poco, día a día, irás cambiando un hábito perjudicial, una adicción, por otro que te fortalece y empodera.
LA COMIDA
La adicción
Nos preguntaremos por qué está la comida en este artículo sobre las adicciones. De nuevo, todo puede ser bueno o malo en función del uso que se haga de ello.
Ya vimos en anteriores entradas los beneficios de una alimentación consciente. Pero, ¿Qué ocurre cuando nos alimentamos de forma inconsciente o impulsiva?
La comida está muy asociada a las emociones, y como cualquier otra sustancia adictiva se intensifica cuando se elevan nuestros niveles de estrés.

Además, la moderna industria alimenticia ha descubierto cómo hacer productos comestibles que aumenten su palatabilidad (agradable al paladar), al tiempo que disminuyen los niveles de saciedad. Es decir, que cada vez existen más alimentos que nos resultan más sabrosos y que tardan mucho más en saciarnos.
De este modo, hemos llegado a asociar el afrontar un momento difícil o de celebración con atiborrarnos a comida basura. Os doy varios ejemplos.
Cuando tú o tus hijos sacabais buenas notas, o ganabais un partido, la celebración, ¿Dónde se hacía? ¿En el Mcdonald’s o el Burguer King, quizás? Y, tras una discusión con tu pareja o en un momento de estrés intenso, ¿no te has llegado a decir, «venga, me lo merezco», y te has zampado una tarrina de helado, o una palmera de chocolate? Otro ejemplo más, tras llegar del trabajo tarde y sin ganas de nada, ¿no te ha dado el impulso de pedir unas pizzas?
Todo esto son ejemplos que se darán en diferentes niveles, pero la conclusión es cómo utilizamos la comida como una vía de escape frente a emociones intensas que no sabemos o no tenemos ganas de gestionar de otra forma.
¿Cómo eliminarla?
Lo primero que te recomendaría es que leas la entrada sobre alimentación consciente. En ella apunto varias prácticas para disfrutar de la alimentación como lo que es, un placer para los sentidos, si se gestiona adecuadamente.
Lo segundo vuelve a estar relacionado con las emociones. He sido una de esas personas que cumplía los tres ejemplos mencionados arriba. Para calmar mi ansiedad o estrés recurría a pasteles o productos con mucho chocolate. A medida que fui avanzando en mi autoconocimiento, empecé a darme cuenta de mis diferentes estados de ánimo, y de cómo mi cuerpo me daba ciertas señales en cada uno de ellos: cansancio, tristeza, ira, soledad, estrés, ansiedad, euforia…
Si aprendes a identificar cada uno de estos estados de ánimo en ti, y las señales corporales que van asociadas a ellos, podrás escoger mejor tus necesidades en cada momento. Es decir, si lo que sientes es agotamiento, quizás lo mejor sea irse a dormir. Si sientes ira, un paseo por la naturaleza podría ayudar. Si estás triste, un amigo o amiga podrían ser la solución.
Todo esto no quita que puedas seguir disfrutando de la comida que te gusta, siempre y cuando lo hagas conscientemente y no de forma impulsiva. De nuevo la consciencia vuelve a estar en el centro de todo.
EL PORNO
La adicción
Llegamos a un tema especialmente sensible y conflictivo. La Doctora Marian Rojas en su libro Encuentra tu persona vitamina lo define muy bien: «La sociedad impulsa lo que luego condena».
El sexo está en todas partes y es totalmente accesible. Cualquier persona que quiera ver una película porno sólo necesita un móvil y una conexión a internet. Es gratis. Y como suele ocurrir en estos casos, «cuando el producto es gratis, el producto eres tú«.
Vamos a situar el contexto. Nuestra sociedad promueve el individualismo. Vivir solos y, poco a poco, ir desmontando esos vínculos afectivos y familiares que hace un par de generaciones eran innegociables. Pasar cada vez más horas en casa viendo la TV o frente a la pantalla del ordenador o el móvil nos roba tiempo que antes pasábamos socializando con familiares y amigos, o incluso conociendo nuevas personas.

Tener todo esto al alcance de un clic es demasiado tentador para nuestro cerebro, que está programado para realizar el mínimo esfuerzo a la hora de conseguir lo que necesita. Es entonces cuando llegamos al porno, ¿para qué pasarlo mal en un bar, cafetería o discoteca tratando de hablar con una persona desconocida, cuando puedo directamente obtener el placer que necesito de manera inmediata?
El porno es un recurso fácil. No hay que esforzarse, nadie te juzga, y tienes acceso a imágenes y sensaciones que difícilmente obtendrías en la vida real, al menos no sin un esfuerzo previo. Pero el porno es una adicción. No te das cuenta pero, como el perro de Pavlov, empiezas a asociar ciertos momentos de tu día a ver porno. Señal, acción, recompensa.
Y como toda adicción genera efectos perversos: des-socialización, generación y distorsión de expectativas, frustraciones y disfunciones sexuales… Y todo ello sin mencionar el comportamiento y las conductas entre el hombre y la mujer, que en el porno están normalizadas, mientras que en la vida real se verían como un acoso, maltrato o violación.
Yo mismo he estado ahí, no quiero ir de Santo, pero definitivamente no me aportaba cosas positivas aunque no fuera consciente.
¿Cómo eliminarla?
Lo primero os voy a recomendar un libro, «your brain on porn«. Su autor, Gary Wilson, explica las consecuencias de esta adicción para nuestro cerebro y aporta consejos sobre cómo dejar de consumir pornografía.
En mi caso concreto, como muchas cosas en la vida, sólo hizo falta un clic. Llega un momento en que te das cuenta, unes todos lo puntos y te preguntas, ¿por qué estoy haciendo esto?
Os sugeriría sencillamente que analicéis qué os aporta ver porno y, por otro lado, qué consecuencias está teniendo. A partir de ahí, como para eliminar cualquier hábito negativo, se trata de poneros obstáculos para acceder a ello, hasta que ya no os haga falta. Para ello os recomiendo otro libro magnífico que se centra en cómo favorecer hábitos saludables y reducir o eliminar los nocivos. Hábitos atómicos, de James Clear.
Os dejo otra herramienta útil, el canal de la ducha fría, y especialmente su video sobre los efectos de la pornografía en tu cerebro.
Cambiar un patrón tan arraigado como es hoy el porno en nuestras vidas no será fácil, pero como el tabaco, el alcohol o la comida basura, os garantizo que una vez que ya no esté, notareis la diferencia.
LAS REDES SOCIALES
La adicción
Sabemos que las redes sociales ejercen un efecto adictivo sobre nosotros y, como el tabaco, aun así seguimos consumiéndolas sin control alguno.
Si has visto el documental «the social dilemma» (El dilema de las redes sociales), habrás entendido que estas aplicaciones están diseñadas para provocar descargas de dopamina (hormona del deseo y la recompensa). Esta hormona, curiosamente, se libera con otras adicciones como la droga, el alcohol, el juego o la pornografía, lo que deja de manifiesto la fina línea entre el placer y la adicción.

Existen aplicaciones para calcular las veces que abrimos nuestras redes sociales al día o el tiempo que pasamos en ellas, sin embargo, no nos suele interesar usar estas aplicaciones, pues sabemos que no nos va a gustar el resultado.
¿Y cuál es el problema de todo esto? En primer lugar, nos quejamos de la falta de tiempo, de que no nos da la vida, pero el usuario medio pasa unas 2 horas y 25 minutos en sus redes sociales al día (fuente). Imagina lo que podrías hacer con ese tiempo extra.
Otro problema es la adicción que nos genera y cómo nos hace estar más pendientes de nuestro teléfono y menos de lo que sucede en nuestro entorno. ¿Cuántas veces en medio de una cena con amigos nos hemos encontrado con todo el mundo mirando su móvil y sin hablarse?
¿Cómo eliminarla?
Dada la necesidad que tenemos de trabajar diariamente con nuestros móviles, vamos a tener que encontrar maneras de convivir con él sin estar continuamente consultando su pantalla.
Esto no es fácil, pues el móvil está diseñado para que estés pendiente de él constantemente. Lo primero es que desactives las notificaciones de tus aplicaciones, excepto aquellas que tú consideres urgentes. La lucecita roja señalando que tienes un mensaje o notificación nueva genera mucha ansiedad y hace que mires tu pantalla de manera compulsiva.
Otro truco es que dejes el móvil fuera de tu alcance. Déjalo lejos de donde estés. Si estás realizando alguna tarea importante que requiera concentración, guárdalo en un cajón al que no tengas fácil acceso. De nuevo, el cerebro es muy vago, y si le haces que tenga que desplazarse a la otra habitación para chequear si hay notificaciones, desistirá de la tarea.
En el caso de que tu adicción sea muy intensa, te recomendaría borrar definitivamente algunas de esas aplicaciones que la están generando.
Mucha gente lleva a cabo «ayunos intermitentes» de móvil, o los llamados ayunos de dopamina donde «el objetivo es limitar, de manera temporal, el acceso a actividades que disparan tu dopamina sin requerir esfuerzo. No se trata necesariamente de eliminar esas actividades, sino de asegurar que no desplazan lo importante, y realizarlas además de forma consciente«.
TINDER Y EL SEXO
La adicción
Otro tema controvertido y muy de actualidad. Quizás nunca hayas interactuado con la aplicación y por tanto no entiendas muy bien cómo funciona.
Tinder, como Badoo, Meetic, etc. es una aplicación móvil de citas. En ella, se muestran los perfiles de usuarios (hombres y mujeres), que contienen varias fotos, un pequeño texto y unas etiquetas que describan quién eres y qué buscas.

¿Para qué sirven estas aplicaciones? Principalmente para sexo. Es cierto que algunos las usamos para tratar de conocer personas interesantes con quienes quedar y quizás entablar una amistad y algo más. No sé los demás, pero yo eso nunca lo he conseguido.
Entonces, ¿Cuál es el problema? Si ya es difícil conocer a una persona con la que convives y con quien ya tienes una relación, ¿Cómo es posible valorar a una persona a través de 4 fotos y un texto? Tarea titánica…
Por lo que yo he podido ver, la aplicación está concebida para que entres en tus ratos libres y empieces a revisar perfiles de forma compulsiva dando ❤ o ❌. De hecho, estas aplicaciones no quieren realmente que encuentres pareja. ¿Qué sentido tendría una empresa cuyos clientes sólo pasan una vez y no vuelven más? En realidad, el sistema está concebido como un dispensador interminable de dopamina: un deseo, encontrar tu pareja ideal, que parece que sí, pero que nunca se alcanza.
¿Cómo eliminarla?
Uno de los efectos de estas aplicaciones es que juegan continuamente con tu estado de ánimo. Un match (cuando dos personas se dan like mutuamente) te hace segregar dopamina y te sube el estado de ánimo, pero un rechazo, o un ghosting (cuando te dejan de responder) genera el efecto contrario, «activa la misma zona del cerebro que el dolor físico«.
Estas aplicaciones son herramientas, y como tales sirven a un fin: conocer gente. Si no asociamos esto con nuestra valía personal, todo estará bien. Es decir, que recibas pocos likes/match no implica que seas peor persona o menos atractiva, sencillamente que tu perfil de esa aplicación no es lo suficientemente atractivo para los gustos de los usuarios presentes en esa aplicación.
Por otro lado, y esto quizás aplica más a las mujeres, que encuentres mayormente hombres que sólo quieran sexo y se fijen en el físico, no quiere decir que todos los hombres sean así. Más bien implica que quizás los usuarios que se están fijando en tu perfil valoran más esas cosas.
Una de las estrategias sugeridas por Marcos Vázquez para implementar ese ayuno de dopamina sería la siguiente:
- Cada día, intenta concentrar los comportamientos impulsivos en espacios concretos, en vez de ceder constantemente ante ellos. Además de reducir la distracción, mejorará gradualmente tu capacidad de autocontrol.
- Una vez a la semana, evita ese comportamiento durante un día entero.
- Una vez al mes, comprométete a evitar la actividad que te tienta durante tres días seguidos.
Ante todo, si usas Tinder o similares, hazlo con consciencia y cuidando tu autoestima, sin olvidar lo que es, sencillamente una herramienta para conocer gente.
EL TABACO
La adicción
No habiendo sido nunca fumador sería osado por mi parte hablar de una adicción que desconozco. Por ello he consultado a un gran amigo ex-fumador para que nos aporte su experiencia.
Los motivos para dejar de fumar son muchos y muy buenos: su elevado coste económico, el impacto sobre la salud, su efecto sobre nuestras relaciones sociales… Y sin embargo, no es fácil dejarlo de forma definitiva.
El «efecto gatillo» es uno de los motivos. Se trata de todas esas situaciones y contextos que se asocian con encender un cigarrillo. Acompañarlo con un café después de comer, con una cerveza en una terraza, con una copa en una discoteca, con una pausa en el trabajo…
Este suele ser un efecto perverso pues muchas personas consideran que sólo son «fumadores ocasionales«, pero resulta difícil definir esa fina línea entre considerarse fumador a tiempo completo u ocasional. Especialmente porque esa sensación de tenerlo controlado hace que nunca se afronte realmente el proceso de dejar de fumar.
¿Cómo eliminarla?
Empecemos por una herramienta. El libro «Es fácil dejar de fumar si sabes cómo» fue el elemento clave que impulsó a mi amigo a dejar de fumar. En él, abordan el concepto del «feliz ex-fumador«, que lo que pretende es presentar de forma positiva el proceso de dejar de fumar. Se vuelve a disfrutar de la comida, de los olores, de hacer deporte respirando mejor, e incluso, se ahorra una importante cantidad de dinero mensualmente.

En realidad, como otras adicciones que hemos presentado en este capítulo, para dejar de fumar hay que estar convencido de querer hacerlo. Es ese clic que he mencionado anteriormente. Te das cuenta de que lo que estás haciendo no te favorece en absoluto y estás dispuesto a buscar una solución, una salida.
Las razones para dejarlo son muchas y de peso. Lo importante es «decirse verdad» y asumir que tenemos una adicción que nos está costando dinero y salud y reportando bien poco.
Os dejo un fragmento del libro mencionado: «Entiende esto con claridad. No solamente no estás perdiendo nada (por dejar de fumar) y a cambio estás obteniendo estupendas ganancias positivas no sólo para tu salud, energía y economía; también estás ganando seguridad en ti mismo, respeto, libertad y, sobre todo, estás alargando y mejorando tu calidad de vida en el futuro«.
CONCLUSIÓN
A través de este artículo hemos repasado varias de las adicciones más comunes en nuestra sociedad actual. Cada uno de nosotros se verá más reflejado en alguna de ellas y es su decisión libre y voluntaria tratar de reducirla o eliminarla de su vida.
Estar libre de adicciones definitivamente te da más libertad. Mejorarás tu salud, reforzarás tu autoconfianza y autocontrol, y ahorrarás dinero y tiempo que podrás dedicar a aquello que de verdad deseas.
Nada te impide tomarte una cerveza, disfrutar de un dulce o utilizar una aplicación para encontrar pareja. Sencillamente trata de ser consciente cuando lo hagas y entiende sus implicaciones, tanto positivas como negativas, evitando que se convierta en una adicción y que sea ella la que te controle a ti.