¿SERÍAS CAPAZ DE DEFINIR QUIÉN ERES?
Pero espera, no me refiero a «soy madre o padre de, soy empresaria, economista, peluquera o profesor». Estoy hablando de quién eres como persona. Cómo te definirías, cuáles son tus principios y valores, qué cosas te gustan y apasionan, cuáles son tus sueños y metas y cómo de cerca estarías de la vida con la que siempre has soñado.
Todo esto puede parecer muy bucólico o idealista, pues aquello a lo que damos real importancia es a nuestro día a día, a sobrevivir, a vivir la vida como podemos o como nos dejen.
Esto es algo respecto a lo que personalmente he estado muy perdido gran parte de mi vida. Pero a los 40 años y en medio de una pandemia mundial, que curioso, me llegó el momento de mirar hacia dentro. El proceso es complejo, duro y más largo de lo que pudiéramos pensar, de hecho es algo para toda la vida.
Pero sin duda merece la pena. Por eso me gustaría aprovechar esta entrada para compartir contigo dichos aprendizajes y espero te sirvan en tu propio camino.
Tabla de Contenidos
El primer error
¿Os ha ocurrido que, llegáis al final del instituto o bachillerato, y os plantean vuestros padres, con 17-18 años, qué queréis hacer con vuestra vida? ¿Fuisteis capaces de responder a esta pregunta con firmeza y seguridad?
Cuando somos aun demasiado jóvenes, y sobre todo, sin que nadie nos haya preparado para ello, la sociedad actual nos obliga a llevar a cabo una decisión que va a ser determinante en nuestras vidas, a qué nos queremos dedicar. En un contexto en el que la vida gira en torno a nuestro trabajo, esa decisión va a marcar una parte clave de ella. Pero, ¿Cómo decidir a qué nos vamos a dedicar el resto de nuestras vidas, si ni si quiera nos conocemos, sabemos lo que nos gusta o lo que se nos da bien?
Para conocerse es necesario hacer un trabajo de introspección. No sé vosotros, pero personalmente no sabía ni lo que era eso hasta hace bien poco.
¿Cómo llevar a cabo ese proceso? Aquí te doy varias herramientas que a mí me han servido.
Acude a Terapia
La primera y de más fácil acceso es ir al Psicólogo. Mucha gente sigue aun creyendo que ir al Psicólogo es para gente enferma. Si es así, entonces estamos todos enfermos, pues un Psicólogo nos ayuda a confrontarnos a nosotros mismos, plantearnos cuestiones y nuestras propias creencias, en definitiva, nos ayuda a cambiar, y a crecer en el proceso.
Yo era una de esas personas que rechazaba/temía al Psicólogo, pero muchas veces lo que más tememos es lo que más nos puede aportar. El gran obstáculo que veo que tenemos para acudir a ellos es tener que abrirnos en canal delante de otra persona. Otro gran miedo está relacionado con que otra persona nos haga cuestionar nuestras creencias, que nos pueda hacer ver que quizás estamos equivocados en la manera que hemos tenido de pensar y hacer las cosas. A todos nos asusta el cambio, y más si no sabemos lo que viene después.
Un Psicólogo te va a ayudar a descubrir más cosas de ti, te va a dar herramientas para ello, y muy probablemente va a poner las primeras piedras para que puedas mejorar tu relación contigo mismo y con los demás.
La lectura
Desde mi propia experiencia, la terapia psicológica no debe ser tan sólo un proceso que se lleva a cabo en dichas sesiones. Como cualquier aprendizaje, debe ser acompañado con trabajo personal y aprendizaje continuo.
Hoy en día existen multitud de libros y manuales sobre psicología, crecimiento personal, autoconocimiento… Y la verdad es que muchos de ellos son muy buenos, así como un elemento esencial que complementa la terapia.
Ten en cuenta que las sesiones de terapia suelen ser de 1 hora a la semana o incluso al mes, y que su precio no es tan asequible. Por lo tanto, a no ser que te sobre el dinero, vas a necesitar algo más de tu parte para llevar a cabo este proceso. Además, no te interesa que tu crecimiento personal dependa exclusivamente de otra persona, en este caso, tu Psicólogo, si no que la clave será que tú seas el motor de tu propio desarrollo.
Por otro lado, si no eres muy de libros, estás de enhorabuena, pues en los tiempos que corren tienes a tu disposición todo este material en otros formatos: podcast, audiolibros, videos de YouTube, películas… Elige el formato que más te convenga pero no dejes de investigar por tu cuenta.
¿Quieres alguna recomendación? A mi me han resultado especialmente útiles «El poder del ahora«, «The happiness Hypothesis«, «Sentirse bien«, o «Inteligencia Emocional«, entre otros.
Practica cada día
El conocimiento no sirve de nada si no se pone en práctica. ¿De qué te sirve ser un erudito en materia de psicología o autoconocimiento si no te lo aplicas a ti mismo y lo practicas cada día? Efectivamente eso es lo más difícil. Cuando empiezas a descubrir cosas profundas de ti mismo que no conocías es muy probable que te asustes, te asquees y no quieras seguir adelante.
Me encanta la metáfora de la casa. Nosotros, en nuestra totalidad somos como una casa. Nuestro aspecto físico es la fachada, nuestros pensamientos y emociones son las personas que habitan dentro y, nuestros aspectos más profundos son como el desván de esa casa.
No solemos prestar mucha atención al desván, más bien lo usamos para acumular cosas, que no nos estorben y olvidarnos de ellas mientras estas se deterioran y cogen polvo. Por ello, el día que entramos de nuevo en él, tras mucho tiempo sin hacerlo, nos asustamos, por el desorden, por la suciedad, por la dejadez… No sabemos lo que nos vamos a encontrar.
El autoconocimiento es adentrarse en ese desván, ir descubriendo su interior, iluminando las partes más oscuras e ir ordenándolo y limpiándolo poco a poco, hasta que seamos conscientes de lo que hay dentro y podamos sentirnos orgullosos de él de nuevo.
Por tanto, no dudes en aplicar en ti todo lo que aprendas en terapia y en los libros. Ahonda en tu interior, obsérvate, cuestiónate y, cuando te equivoques, perdónate. No sirve de nada castigarnos cada vez que cometamos un error.
Ya estamos en el camino, y este tendrá baches y obstáculos que deberemos sobrepasar, momentos en que nos caeremos y habrá que volver a levantarse, direcciones erróneas que tomaremos y tras las que deberemos andar sobre nuestros pasos. Pero todo ello nos hará conocernos mejor, y nos dará mucha experiencia sobre la vida y sobre nosotros mismos.
Escribe tus pensamientos
Pensamos que sabemos lo que creemos hasta que lo escribimos. No, no es un trabalenguas. Seguro que piensas que tienes claras tus ideas y tus principios, hasta que te encuentras cambiando de opinión constantemente o te enfrascas en una discusión con otra persona a la que no sabes ni cómo has llegado.
¿Por qué no cuestionarnos primero a nosotros mismos antes de cuestionar a los demás? ¿Y cómo haces esto? Escribiendo. No lo digo yo, lo hacían el emperador de Roma Marco Aurelio, el ex-presidente de EE.UU Benjamin Franklin, o el ex-Presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela.
Cuando te sientas delante de un cuaderno, o de tu ordenador, si lo prefieres, y escribes lo que piensas, te ves directamente confrontado a lo que crees que son tus ideas, y al verlas escritas, tú mismo eres capaz de rebatirlas o reafirmarlas, pues las tienes delante, no son un vago pensamiento que aparece y se esfuma en un instante. Te da tiempo a ponerlas en cuestión.
Escribir cada día te permite eliminar el run-run de tu cabeza sobre cosas que te preocupan. Las escribes, las cuestionas y decides si tienes que tomar alguna acción al respecto, para dejarlas marchar posteriormente. Este ejercicio te permite de nuevo ir conociéndote cada vez mejor, pues ves los mecanismos con los que funciona tu pensamiento, a la vez que te das estrategias para ir modificando estos mecanismos cuando sea necesario.
Medita
Sí, ya sé, este punto ha salido en varias entradas previas (ver «Cómo empezar un buen día«). Pero es que, una vez que conoces las virtudes de la meditación, quieres que forme parte del resto de tu vida.
Practicar la meditación te va a ayudar a calmar la mente. Constantemente, nuestra cabeza está llena de pensamientos, juicios, tareas, miedos, preocupaciones. No es algo algo que exclusivamente te ocurra a ti, nos ocurre a todos. Y es que el cerebro humano está programado para alertarnos de posibles riesgos. Esto resultaba especialmente útil cuando estábamos expuestos a animales salvajes, tribus enemigas, circunstancias meteorológicas extremas, etc.
Este ya no es el contexto en el que vivimos hoy. Hemos conseguido que la seguridad sea algo que damos por hecho en nuestro día a día. Sin embargo, nuestro sistema de alerta interior no se ha desactivado, sigue buscando peligros de los que alertarnos, a pesar de que ya no sea algo tan necesario o relevante. La meditación se ocupa de «desactivar» ese sistema de alarma, de devolver el silencio a tu mente y permitirte que lleves tu atención a aquello que tú deseas, ya sean las sensaciones de tu cuerpo, los sonidos exteriores, o un tema concreto sobre el que quieras «meditar».
Esta herramienta resultará por tanto clave para complementar los pasos previos que hemos detallado a lo largo de esta entrada. Es decir, la meditación te da calma mental, el psicólogo un espacio para el autoconocimiento, los libros herramientas, conocimiento y técnicas, y la escritura consciencia de tu pensamiento.
Conclusión
Este ha sido un repaso a las técnicas que yo utilizo para conocerme y tratar de mejorar cada día. Te animo a probarlas e ir valorando qué te aporta cada una de ellas y, si así lo consideras, que las vayas incorporando a tu rutina diaria.
Descubrirás cómo poco a poco irás introduciendo más CONSCIENCIA a tu vida.